El gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín, emitió un comunicado en sus redes sociales exhortando a la población a acatar las nuevas medidas sanitarias durante este semáforo naranja. Esto ante el aumento de contagios de COVID19 en Cancún y en general en todo el estado.
Dijo que hay 5 nuevas medidas que deberán ser cumplidas de manera estricta:
- La supervisión de horarios será estricta y apegada al semáforo. De incumplirse habrá cierres de negocios.
- Eventos como competencias, ferias, expos, congresos, tendrán que generarse en el contexto de ‘burbuja sanitaria’, todo el que ingrese deberá de mostrar una prueba de antígenos negativa no mayor a 48 horas.
- Habrá cierres de calles y se restringirá la movilidad en las principales avenidas.
- El transporte público será monitoreado y NINGÚN vehículo podrá superar el número de pasajeros en el semáforo naranja.
- Las reuniones sociales masivas serán sancionadas.
Sin embargo, a medida de que Cancún avanzaba hacia el verde, la autoridad encargada de hacer cumplir las disposiciones oficiales relativas a la pandemia, prácticamente se había olvidado de su responsabilidad mientras la sociedad relajaba cada vez más las precauciones.
Hoy, ante lo que parece ser un inminente retroceso al semáforo rojo y a un nuevo posible confinamiento por el aumento de contagios de COVID19 en Cancún, el gobernador lanza estas 5 medidas adicionales, que además no son nuevas y que prácticamente NUNCA se han cumplido a cabalidad.
Tal vez lo que el gobernador no ve es que en el aeropuerto de Cancún no se aplican los protocolos como es debido. Hay filas sin distancia social y aglomeraciones en las zonas de ascenso y descenso afuera de las terminales. Y al interior de ellas también.
Tampoco ve que prácticamente ningún hotel respeta el aforo máximo permitido. No ve que la mayoría de hoteles no hacen cumplir las medidas sanitarias al interior de sus instalaciones.
Posiblemente tampoco se ha dado una vuelta en la zona de antros, en la zona hotelera de Cancún, en donde la aglomeración de personas supera por mucho el aforo máximo permitido. Y al interior de los restaurantes y clubes de ahí, la historia es peor. Siempre están llenos.
En el transporte público, que seguramente tampoco usa y por eso no se da cuenta, ninguno respeta la capacidad máxima. Y esto no es nuevo. Ha sido así desde el inicio de la pandemia y continúa hoy. Para el transporte público, la normalidad como la conocíamos antes, nunca dejó de existir.
Y es en el transporte público en donde se incuba el virus
Si el gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín, tuviera que sancionar a alguien, en el supuesto de que efectivamente lo haría, tendría que ser a los hoteleros en primer lugar. A las empresas de transporte público en segundo lugar. A los restaurantes, bares y clubes nocturnos en tercer lugar.
Y el gobernador tendría no sólo que sancionarlos, sino clausurar sus establecimientos porque además, con el hecho de firmar un compromiso de que van a cumplir las medidas sanitarias pero sin hacerlo en la realidad, se están burlando de él y de todos quienes habitamos Cancún.
Y finalmente, sancionar a las personas. Porque antes de cargar con todo contra los habitantes, se tiene que predicar con el ejemplo. Y en esto incluyo a los tianguis, lugares en donde casi nadie respeta nada.
¿Y qué decir de los candidatos y sus campañas? Estos inconscientes hacen mítines, reuniones y actos de campaña rodeados de mucha gente. También se pasan las medidas sanitarias por el arco del triunfo y aún así, con todos esos descuidos y cinismo, se atreven a pedir el voto de los ciudadanos exponiéndolos al contagio.
A 2 semanas de haber retrocedido al color naranja (pero con la vida como si estuviéramos en verde) en el semáforo COVID, esto es lo que he podido ver con tristeza en mi querido Cancún.
Cuando parecía que estábamos despegando de nuevo, la realidad establecida por el COVID19 nos derribó al piso en un instante. Los encargados de llevar las riendas no hicieron nada para prevenirlo.